domingo, 21 de julio de 2013

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Atacama
A veces tengo malos sentimientos. No gratuitos, pero reprochables. Tengo respuestas obvias, comunes y normales, moralmente aceptadas, lógicas. La conducta contraria no es exigible ni esperable. La entrada anterior es una especie de escupo contaminado. De maldad, de vulgaridad, de rasquerío, del montón. De la masa flaite. Me muerdo la lengua y el cerebro hasta que me enveneno y renazco. Como siempre lo he hecho, porque es lo que elijo una y otra vez. Diferenciarme. 

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